sábado, 25 de septiembre de 2010

Reseña de La red de Indra, de Juan Miguel Aguilera

El diario belga Le Soir publicó la siguiente reseña de la edición francesa de La red de Indra:

La red de Indra

Mi traducción:

"Juan Miguel Aguilera nos lleva lejos. Por los siglos y los milenios. Con su última novela, La red de Indra, el escritor español nos ofrece una verdadera y gran historia de la buena vieja ciencia-ficción. Que produce vértigo al hacernos recorrer el tiempo de un futuro muy lejano que a la vez nos remite al mismo nacimiento de nuestro mundo.

Todo comienza en Canadá. Bajo el suelo de los Territorios del Noroeste, se descubre una geoda de dos kilómetros de diámetro. Hecha de diamante negro. De dos mil millones de años de antigüedad. Nada humano, vaya. Un equipo de militares y civiles la estudian en el mayor de los secretos.

"La esfera es la forma perfecta", explica Aguilera, a quien encontramos en los Imaginales de Epinal. "Y además, puede contener cualquier cosa." Ésta está hueca. En el interior flota un cilindro. En el cilindro, un anillo azul, una singularidad, como un agujero negro. Por accidente o por sabotaje, un vehículo robotizado daña la esfera, que se defiende emitiendo un campo de fuerza que la rodea, englobando a todo el equipo. Éste queda atrapado en su interior. Y la temperatura, ya fría en esas tierras canadienses, baja, baja y baja. ¿Qué hará Jim, el jefe del equipo, qué harán Laura y Neko, los físicos? El joven Neko propone pasar a través del agujero negro para no resignarse a morir de frío. Y para salir, quizá, a otro mundo u otro tiempo.

Esta historia de cf se apoya en una base científica sólida. "Me siento fascinado por la ciencia. La adoro. Una de mis aficiones es leer revistas científicas. Mi formación de base es en bellas artes, soy diseñador industrial. Y realizo muchos dibujos para representar los universos que imagino."

Puede no entenderse todo el aspecto científico de La red de Indra, este vals de agujeros negros y milenios. Pero basta con dejarse llevar, por supuesto: eso no resta nada a la pertinencia del escenario. Y a la calidad de la narración. Porque si Aguilera desea anclarse en una física plausible, más que nada quiere hacer evolucionar a las personas en ese universo, ver las reacciones de estos hombres y mujeres de carne y hueso llevados a situaciones que les sobrepasan. Jim y Laura estuvieron casados en una época. Neko es brillante, intuitivo, pero un poco despectivo. Y hay un traidor en el grupo.

"Siempre procuro usar seres reales en mis historias, darles una impresión de realismo. No quiero héroes americanos asépticos que no comen, que no tienen necesidades fisiológicas. Yo prefiero darles necesidades humanas, eso los hace más verdaderos."

En sus novelas protohistóricas (La locura de Dios, Rihla, El sueño de la razón) y en sus historias de cf (Mundos y demonios, La red de Indra), Aguilera imagina el encuentro con otras civilizaciones (extranjeras en la historia, extraterrestres en la cf) e intenta ante todo hacerlas entender, incluso si las diferencias son tan enormes que dan miedo. "Lo que resulta apasionante es ver la evolución de las sociedades. El contacto con los extraterrestres de las historias de cf y con los aztecas en Rihla supone lo mismo. Aprendemos a captar lo que no entendemos al principio, lo que nos parece monstruoso, porque los "aliens" son inteligentes y no son irracionales."

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